Despido el año con un problema de tamaños: mi garganta, al estar tan inflamada y demás, tiene un espacio MUY reducido para dejar pasar alimentos y liquidos. Hasta ahí vamos bien. El remedio que tengo que tomar, y que no es el que yo pensaba y el que me dan en todas las ocasiones similares a esta, mide básicamente lo mismo que un ladrillo. No, es gigante y se divide en dos partes y no deja de ser gigante. Es una atrocidad que no pasa por mi garganta, la pobre pierde su virginidad cada once horas, y nunca llega a estar bueno tomar el remedio. Ahora si, al toque estoy pila pila y puedo moverme, entonces, eso compensa.
Ahora que me siento como un ser humano capaz de moverse, voy a ordenar escuchando Avril Lavigne, si señor.
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