20.12.10

Y no la lumbre que amplifique así mi miedo.

Cuando era más chica, le tenía pánico a los perros. El único al que podía tener cerca era a Cacho, el perro de mi abuelo. Era super chiquito, muy viejo e imposible que me hiciera algo. Según mi abuela, tenía miedo porque una vez de bebé, un rottweiller le ladraba a mi cochecito y no sé que más. No me acuerdo pero no creo que sea por eso. Una sóla vez pasé algo parecido a una mordida de un perro, pero tenía como doce años y unos cuantos de miedito. Mi otra abuela, a la que me parezco demasiado, me decía que cuando tuviera miedo dijera algo así como una oración, entonces fui varios años de mi vida como una boluda diciendo: san roque, san roque, que este perro no me mire ni me toque.
(Y les juro que funcionaba).
No puedo decir el momento exacto en el que se me fue el pánico, pero igual, como nunca los tuve de mascotas, tampoco es que me copo a jugar con un perro. Me parecen lindos y todo bien pero me falta algo como para entrar en confianza.
También le tenía miedo a la hora de irme a dormir.
Si, en una época, escuchar en la tele que había llegado el horario de protección al menor era lo peor que me podía pasar. No la hacia caso, pero generalmente a esa hora, pasaban peliculas "para mayores de 13" (ojo) entonces los más pequeños teníamos que volar a la cama. Para ese momento yo tendría, seis, siete años.
Y cuando me iba a dormir era el momento de pensar, y me sentía mal, pensaba en la vida, en la muerte, me sentía tan insignificante. Y por más que me metiera en el medio de mis papás, que les invadiera la cama, no podía parar de pensar, asi que directamente no lo intentaba y me quedaba sola en la oscuridad intentando pensar en algo mejor.
¿Qué otro miedo? Hasta el día de hoy, tener a alguien cerca, que esté todo oscuro (o sea, no poder verle la cara o a medias) y que empiece a hablar raro, me altera los nervios.
Después, le tengo miedo a las llamadas telefónicas a altas horas de la noche, o muy temprano, siempre pienso que pasó algo malo.
Por suerte, ninguno llegó a volverme loca ni a preocuparme demasiado, si me aparece alguno nuevo, les cuento.

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